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    Asesoramiento a las Víctimas de Violencia de Género Liliana Bregliano – Abogada Asesoramiento a las victimas de Violencia de Género Tel (5411) 4742 6735 /4742 2409 Martin y Omar 129 6 of. 602/3 San Isidro B 1642 DHD Buenos Aires- Argentina lilianabregliano@arnet.com.ar

Declaración: Matilde Grobocopatel

La agresión no sólo es física o emocional, sino que muchas veces adquiere formas no tan evidentes de manifestarse pero igualmente perversas, como la discriminación laboral, simbólica, económica y patrimonial. En relación al empleo, si bien es real que cada vez más mujeres logran acceder al mercado y a cargos jerárquicos, continúa siendo necesario asegurar la igualdad de oportunidades y la calidad en el trato que se les otorga.

Dar trato de inferioridad a las mujeres supone, entre otras formas de discriminación, que el acceso al mercado laboral es restringido o no se da en igualdad de condiciones, que ante la misma formación no gozan de idénticas oportunidades para alcanzar determinados puestos de trabajo, que ante las mismas responsabilidades su salario es menor y que sus competencias y capacidades son minimizadas por el solo hecho de ser mujeres. Por lo tanto resulta necesario trabajar con compromiso para que todas las mujeres podamos, elegir, ser libres, creativas, reconocidas y valoradas integralmente.

Matilde Grobocopatel
Presidente
Fundacion Emprendimientos Rurales Los Grobo

Declaración de: Bernardo Kliksberg – «Mujeres en Riesgo»

– BERNARDO KLIKSBERG

Asesor Principal de la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del PNUD y Director del Fondo España-PNUD “Hacia un desarrollo integrado e inclusivo en América Latina y el Caribe”

“MUJERES EN RIESGO”
(Publicado en El País de España, el 27 de Diciembre del 2009)

La violencia de género y la discriminación de la mujer en Latinoamérica alcanzan cifras alarmantes. La crisis actual viene a abrir un nuevo frente en la insostenible situación del mercado laboral femenino

“Mató a su novia de 75 puñaladas y lo condenan por imprudencia», reza el titular periodístico. El tribunal de General Roca, en Argentina, entendió que, como estaba alcoholizado, el asesino actuó de manera negligente y sin intención. La sentencia fue apelada por el fiscal. En Guatemala hubo 2.920 homicidios de mujeres en los últimos cinco años, y la Fundación Sobrevivientes, apoyada por el Gobierno, da ayuda a 18.000 mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica. Más de 500 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez desde 1993. Cada año se reportan 100.000 denuncias por violencia doméstica en Perú. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 40% de las mujeres de América Latina sufre violencia física, y en algunos países cerca del 60% padece violencia emocional.

Hay avances, pero la violencia de género y la impunidad continúan. En un fallo ejemplar que sentó un precedente pionero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de dictaminar sobre los asesinatos de varias adolescentes en Ciudad Juárez: el Estado mexicano «debe encontrar, juzgar y condenar a los culpables»; remover todos los obstáculos que impiden una «debida investigación»; investigar a los funcionarios acusados de «irregularidades» en la investigación, sancionarlos y realizar un acto público de reconocimiento de su responsabilidad en honor a la memoria de las jóvenes, y erigirles un monumento para recordarlas.

Ante la gravedad de la violencia de género en el mundo (en Italia, por ejemplo, siete millones de mujeres sufrieron agresiones o maltratos al menos una vez en su vida), el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha lanzado la campaña universal Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres.

La violencia es uno de los campos donde hay muchísimo que hacer en discriminación de género en América Latina. Otro muy complejo y delicado es la situación de la mujer en el mercado de trabajo, como lo indica Trabajo y familia, un riguroso informe de 2009 realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la OIT.

La sociedad saludó el ingreso masivo de la mujer al mercado laboral. Más de 100 millones de mujeres trabajan, y ello es una fuente fundamental de dignificación, autoestima, y hace un decisivo aporte al producto bruto. Entre otros indicadores, la CEPAL ha estimado que si no fuera por las mujeres pobres que trabajan, la pobreza urbana sería un 10% mayor, y la rural, un 7%, lo que supone unas cifras explosivas en una región donde una de cada tres personas es pobre.

El 50% de las mujeres que trabajan lo hace en la economía informal, con bajas remuneraciones y casi sin protección social. La vida tampoco es un lecho de rosas para las mujeres ocupadas en empresas en la economía formal. Ganan el 70% de los hombres, deben hacer méritos muy por encima de la norma para progresar y tienen una limitada representación, menor al 20%, en responsabilidades directivas.

Al mismo tiempo, las mujeres siguen a cargo de los niños, los hogares, las personas mayores y toda la «economía de cuidado». En México, por ejemplo, dedican a ello 50 horas semanales, mientras que los hombres, sólo 10. Ni sus cónyuges, ni las políticas públicas, ni las empresas las ayudan mayormente en su doble y agotadora jornada diaria (en el trabajo y el hogar). Entre otros aspectos, la discriminación hacia las mujeres que quieren ser madres, o lo son, sigue siendo activa. Es difícil argumentarla como suelen hacerlo algunos sectores empresariales como un problema de costes cuando, según estima la OIT, el coste de licencias de maternidad, apoyo a la lactancia y guarderías es el 2% del sueldo de las mujeres, y la mayor parte es subsidiado por la Seguridad Social.

En la crisis actual, los impactos para las mujeres latinoamericanas son mayores que para los hombres. Mitos como que el trabajo de la mujer es secundario o que su aporte al mantenimiento del hogar es marginal, ajenos a la realidad, inciden en sus altas tasas de despido y sus reducciones salariales. Además, son más vulnerables frente a la crisis porque «el funcionamiento de las instituciones laborales que protegen sus derechos es más débil, y por su menor presencia en organizaciones sindicales y en sectores que negocian colectivamente».

Por otra parte, sus responsabilidades en hogares apretados por el aumento de la desocupación (2,5 millones de desocupados nuevos en 2009) y la pobreza (8 millones de pobres adicionales) son crecientes. Asimismo, es débil su presencia en algunos de los espacios de más peso en las decisiones económicas vinculadas con la crisis, como los ministerios de Economía y los bancos centrales.

Todos los problemas mencionados sobre la condición de la mujer en América Latina tienen respuestas posibles. Hay importantes luchas en marcha, y no pertenecen al mundo de las quimeras. Se están practicando en sociedades avanzadas como las nórdicas, en donde la sociedad apoya activamente con leyes y presupuestos a las mujeres que trabajan. Son de alto interés iniciativas como el plan para conciliar trabajo y familia que lanzó la Generalitat de Catalunya, que consta de 166 medidas y afecta a 13 departamentos. Entre ellas están: incentivos a las empresas, tener en cuenta sus récords en esta materia en las adjudicaciones de contratos, impulso al teletrabajo, flexibilización de horarios en los centros educativos e impulso a las guarderías rurales.

La impunidad, la discriminación, el machismo no afectan sólo a las mujeres. Como lo plantea la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, la igualdad de género «es esencial para la realización de todos los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el progreso general de todas las sociedades». La cuestión no es en América Latina un problema de las mujeres, sino colectivo; está en juego el perfil ético y la calidad de las sociedades de la región. No hay más excusas posibles, es hora de pasar de los discursos a las acciones.

REBECA GRYNSPAN DESIGNADA ADMINISTRADORA ASOCIADA DEL PNUD

El Secretario General de Naciones Unidas hizo público el 9 de Diciembre de 2009 el nombramiento de la Sra. Rebeca Grynspan (Costa Rica) al puesto de Secretaria General Adjunta y Administradora Asociada del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Desde marzo de 2006 la Sra. Grynspan se desempeñaba como Administradora Auxiliar y Directora Regional de la Dirección Regional del PNUD. Antes de entrar al PNUD, trabajó en el sistema de las Naciones Unidas, de 2001 a 2006, como Directora de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Previo a su entrada al sistema de la ONU, ocupó varios puestos de nivel ministerial con el gobierno de su país (1986-1994), y luego fue elegida Vicepresidenta de la República de Costa Rica (1994-1998).

Además de su experiencia como asesora, conferencista y autora, se ha involucrado activamente en iniciativas esenciales de la ONU como el Grupo de trabajo sobre pobreza y desarrollo económico del Proyecto del Milenio de la ONU, y el Panel de alto nivel de la ONU sobre financiación para el desarrollo. Tiene una maestría en economía de la Universidad de Sussex, Inglaterra.

Se espera que asuma como Administradora Asociada el 1 de febrero 2010.

Será la primera mujer en el historial del PNUD que ocupará esa elevada responsabilidad.

Declaración de Carlos March

«Me parece interesante la propuesta de igualdad de género desde el aspecto filosófico, porque eso permite plantear una discusión conceptual sin anular las saludables diferencias que por suerte existen. En lo que si me gustaría detenerme un poco es en la mirada sociológica que nos permite hablar de crear y garantizar condiciones de equidad y de cultura de cuidado frente a los abusos en general y de género en particular. La creación de condiciones de equidad de acceso a las oportunidades para ambos géneros es uno de los temas que deben consolidarse en la agenda global. La construcción de una cultura de cuidado, donde el cuidado personal se ligue a la propia calidad humana que es la que define la calidad de los vínculos, el cuidado por lo ajeno nos lleve a competir sin destruir y a colaborar como una expresión que surja de la convicción y no de la conveniencia, el cuidado por lo común, que evite abusos sobre los bienes públicos y el cuidado mutuo, que es lo que nos permite construir espacios colectivos al servicio de los más débiles, es lo que nos garantizará que se mitiguen los riesgos de violencia en general y tengamos buena chance de que desaparezcan los contextos sociales y familiares que favorecen y esconden los hechos de violencia bilateral. Iniciativas como la que ustedes impulsan son básicas para prevenir la violencia física, alertar sobre las invisibles consecuencias de la violencia psíquica y poner al descubierto los rastros ocultos de la violencia simbólica.»

Carlos March
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